viernes 10 enero 2025, 5:33pm · luna creciente en géminis
Pocos géneros musicales hoy en día son tan controversiales como el reggaetón.
Pero como bien dice uno de los más grandes de la historia del género, Benito Antonio Martínez Ocasio—mejor conocido como Bad Bunny—el reguetón, lo ames o lo odies, indiscutiblemente se ha convertido en el nuevo pop, especialmente (pero no exclusivamente) en los países hispanohablantes. Esta realidad, lejos de ser criticada por nosotros como caribeños y afrodescendientes, debería ser un logro digno de celebración y orgullo.
¿Cómo Bad Bunny va a ser rey del pop
Ey, con reggaeton y dembow?
Ey, con reggaeton y dembow
Sí, con reggaeton y dembow
NUEVAYoL - Bad Bunny (Debí Tirar Más Fotos)
El perreo ha revolucionado no solo la música, sino también la vida de millones de personas alrededor del mundo. Bad Bunny fue el artista #1 del mundo en Apple Music por 3 años consecutivos, y todos fuimos testigos ante la tormenta musical que arrasó todos los espacios públicos en 2022: Un Verano Sin Ti.
¿Y qué decir de la joya más legendaria de toda la historia del reggaetón? No hay fiesta, boda, gimnasio o cumpleaños donde aun no suene La Gasolina, del papá del género, Daddy Yankee.
Hace poco tiempo tuve una conversación—por no decir discusión—con una colega colombiana que conocí en un mercado cinematográfico. Esa noche de luna llena, mientras conversábamos sobre cine, vida, y música, afirmé casualmente un hecho que todo el que me conoce de cerca conoce muy bien: Me encanta el reggaetón.
La colombiana, sorprendida y aparentemente incrédula, me dice que por favor le explique por qué a una mujer como yo, evidentemente feminista, puede gustarle un género que ella, al igual que mucha gente, considera misógino, de poca clase y escasa sustancia.
Me mantuve firme y expliqué tranquilamente mi postura, mientras que su tono se tornaba cada vez más hostil; utilizó la analogía de que consumir reggaetón equivale a ingerir comida chatarra y cocacola, y que ante un consumo diario tan dañino, inevitablemente una sale perjudicada. Finalmente, tuvimos que agree to disagree y cerrar la conversación.
Esta es mi opinión como mujer dominicana, como artista, como persona—no soy socióloga, psicóloga ni -óloga de ningún tipo, pero en defensa del perreo, esto es lo que pienso:
el reguetón es subversión decolonial
Un típico intento por denigrar al reguetón es compararlo con otros géneros que se consideran “históricamente” valiosos, como la música clásica, el rock, el jazz, y demás. Por esa misma línea, surgen comparaciones entre las líricas poéticas de artistas como José José, quien exclama “Hay que ver cómo es el amor; Que vuelve a quien lo toma, Gavilán o paloma” versus “le gusta lo freaky, nasty, to que sea’ fácil, se pone cranky si lo hago romanty” como canta el duo boricua de Plan B.
Y aunque el esnobismo no es atípico en ningún lugar, dada la fragilidad del ego humano y la aparente necesidad de encontrar valor y amor propio mediante la validación social—o en algunos casos, el sentimiento de superioridad que surge al rechazarla—probablemente pocas personas se percatan de que el rechazo a la música proveniente del “bajo mundo” (como se auto-denominan ciertas comunidades en República Dominicana que provienen del barrio y los estratos socioeconómicos menos privilegiados), es realmente un posicionamiento clasista y colonial.
Si pensamos en la colonización—un tema súmamente presente en el álbum más reciente de Bad Bunny, del cual elaboraré más adelante—podríamos decir que consiste, resumidamente, en la opresión de un grupo de mayor “poder” sobre otro, que busca imponer sus propias costumbres y creencias debido a que se consideran superiores y “correctas.” (Hola, 1492.)
Me es inevitable utlizar esta analogía cuando pienso en una persona (peor aun, de Latinoamérica) cuya forma de hablar sobre el reggaetón y el dembow es tan avasallante que la compara con la comida chatarra. ¿Acaso no se podría considerar el rechazo tan agresivo y rotundo hacia la cultura musical de toda una región, en especial una región históricamente desfavorecida, como un acto de índole colonizadora?
El reguetón tiene sus orígenes tanto en Panamá como en Puerto Rico, donde en este último surge como un movimiento contracultura en la década de los 90. Su contenido líricamente explícito y su asociación con sectores racializados hicieron que este género musical se conociera inicialmente como “underground”, siendo víctima de la censura por algunos años.
Al continente americano (me refiero a América, porque Estados Unidos no es América, ok?) nos han vendido la gran aspiración del ideal eurocéntrico—no solo en cuanto a los estándares de belleza física, sino también del propio lenguaje (los dominicanos normalmente dicen que aquí “hablamos mal” porque cortamos letras como la “S” a la hora de hablar), un lenguaje que al final del día es una construcción social, y que en el fondo, ni siquiera nos pertenece, porque no somos España.
Por lo tanto, ¿Qué pasa cuando en vez de autoflagelarnos y ponernos por debajo de los extranjeros solo por decir “tamo’ bien” y no “estamos bien”, lo que hacemos es reapropiarnos de nuestra cadencia caribeña, defenderla, y abrazarla?
Surge una identidad cultural inquebrantable, genuina, y anticolonialista. Nosotros no escogimos hablar español, fue un idioma impuesto; la modificación del mismo vocabulario, pronunciación y cadencia es una forma de lucha y resistencia, pese a que poca gente esté consciente de ello. Para citar nuevamente a Benito:
Las termino con la L con la R suenan mal
Sin cojone’ me tiene la fama
Nunca voa’ cambiar
Nadie Sabe - Bad Bunny (Nadie sabe lo que va a pasar mañana)
Este mismo principio aplica para otros esquemas—sí, nuevamente, de belleza física, pero también de aspiraciones cotidianas, formas de vivir y vincularse, y por supuesto, del arte al que nos exponemos.
El gusto, en mi opinión, se construye en paralelo a la visión del mundo que decidimos moldear como seres sociales y culturales—aunque también es cierto que no necesariamente tenemos un control completo sobre qué nos gusta o no y por qué. Ciertamente, nada es obligado, a nadie sí o sí tiene por qué gustarle el reggaetón ni la música clásica, por ejemplo. Mas hay una diferencia clave entre un pacífico rechazo a un género musical, cinematográfico, o artístico, y una actitud de desdén, hostilidad y falsa superioridad.
El reggaetón, al igual que el dembow, son géneros musicales que desafían la hegemonía cultural propiciada por las clases sociales de mayores recursos económicos. La actitud de “odio” hacia estos sonidos caribeños equivale a un rechazo hacia voces marginadas; equivale a opresión. Y es ahí, en la lucha y resistencia donde precisamente reside gran parte del valor de estos géneros urbanos.
el perreo es un hito feminista
Se que este punto de vista puede sonar controversial, pero 1. gran vaina y 2, hear me out.
No pretendo negar la correlación entre el machismo y la falta de educación, marcada con especial enfoque en las periferias, y por lo tanto, el hecho de que estas perspectivas inevitablemente se traducen en la vida diaria y en medios de expresión como la música. Sin embargo, sugerir que la mayoría de canciones sexistas pertenecen al género urbano me parece totalmente erróneo y descabellado. Si nos ponemos a buscar líricas en la bachata, el merengue, la salsa, y géneros musicales fuera del Caribe como el rock, el pop gringo, y demás, encontraremos ejemplos de canciones sexistas sin lugar a dudas.
Bailar reggaetón es celebrar nuestra sensualidad, nuestro cuerpo, nuestra autonomía.
En el caso del reguetón, sí, la mayoría de las canciones son de contenido sexual, y fruto del tabú que rodea al sexo en nuestras sociedades de población altamente religiosas, es eso precisamente lo que incomoda—no la misoginia, porque la mayoría de canciones están lejos de serlo; por lo contrario, son odas de amor y admiración hacia la belleza y sensualidad femenina, al placer, y a la liberación y desestigmatización de la autonomía corporal de las mujeres. Bailar reggaetón es celebrar el cuerpo.
Una de las grandes pioneras del perreo es la puertorriqueña Ivy Queen, quien en su más grande hit del 2003, un himno legendario en la historia del reggaetón, exclama sobre la liberación sexual de las mujeres y el consentimiento:
Yo quiero bailar, tú quieres sudar
Y pegarte a mí, el cuerpo rozar
Yo te digo: sí, tú me puedes provocar
Eso no quiere decir que pa’ la cama voy
Quiero Bailar - Ivy Queen
El mismo crédito se lo atribuyo a muchas canciones de artistas masculinos, incluso de la vieja escuela, como “Superhéroe” de Alexis y Fido—una joya pa todos los que nacimos en los 90s—que describe la necesidad de que un hombre “atienda sexualmente” a su mujer, porque sino viene otro y le come el pastel; es decir, el placer femenino importa, y si no le das prioridad, papito, pue’ buena suerte.
También está el clásico “Mayor que yo” de Wisin y Yandel, donde un joven describe la atracción que siente por una mujer de mayor edad—y en una sociedad donde supuestamente la mujer vale cada vez menos a medida que envejece, como aprendimos en The Substance, canciones como estas rechazan ese discurso y más bien son representativas del empoderamiento femenino, independientemente del forzoso valor agregado de la juventud.
Corte a: volvemos al presente y a la nueva escuela, donde tenemos al himno feminista de “Yo Perreo Sola” de Bad Bunny, “OKI DOKI” de la icónica Karol G, y canciones de reguetón que nada tienen que ver con temas sexuales como la popular “LUNA” de Feid o “Candy” de Rosalía.
¿Y qué decir de todas aquellas que hablan de denuncia social y protesta política? En “Bandoleros”, Don Omar y Tego Calderón denuncian el clasismo y racismo al que se enfrentan, aun tras su éxito y fama:
Aunque digan que soy
Un bandolero donde voy
Le doy gracias a Dios
Por hoy estar donde estoy……Critican si trabajo, critican si soy vago (qué se va hacer)
Viajo en primera y me tratan de segunda
A sus negras les encanta como el negro zumba (eso es verda)
Volviendo a Benito, no faltan canciones como “El Apagón”, “Una Velita”, y más recientemente, casi todas las de su sexto álbum Debí tirar más fotos.
Lo cual me lleva a…
DeBí TiRAR MáS FOToS
Uno de los mejores álbums musicales del 2025 (yo se que acaba de empezar, IDGAF) y posiblemente el más importante en toda la carrera del Conejo Malo.
Este proyecto musical es en sí mismo, un tremendo acto de resistencia cultural y denuncia política, integral en todas sus esferas: desde sus ritmos inherentemente caribeños, homenajeando la musica boricua con la salsa, el reggaetón OG, y la plena; incorporando ritmos de las islas vecinas, como el bolero de Cuba y el dembow de RD; intencionalmente limitando sus featurings con artistas boricuas; diseñando la estética visual del álbum y del mismo cantautor, y por supuesto, colaborando con un historiador de Puerto Rico para crear el contenido de los visualizers en youtube, donde cada canción posee varias diapositivas que progresivamente revelan un tapiz de historias sobre los orígenes de PR, de la música urbana, y de las matices sociopolíticas complejas que lo rodean.
DtMF se lanzó el 5 de enero, hace menos de una semana. Iba a hacer un ranking de mis top 5 canciones pero coñ, ta’ difícil mano, especialmente considerando que ahora e’ que faltan escuchas. Así que, a pesar de que todo el álbum es una joya, les daré mención de honor a algunas de las que siento que más se destacaron, a mi manera.
Las que me ponen contra la pared:
EoO: Sampleando a las leyendas Héctor y Tito, con la canción Perreo Baby, para crear una MF obra de arte. Todo el que conoce y ama el reggaetón, le llega. No tengo que decir mucho aquí, solamente que si me la ponen en medio del juego del calamar, me morí ahí mimito, porque no hay nalga que se quede pegá a una silla cuando esta rola suena.
VOY A LLeVARTE PA PR: Para citarlo nuevamente desde su entrevista con Zane Lowe, Benito dice que a menudo "los artistas intentan crear unos ritmos extra complicados” para innovar o para cualquier fin, y a veces olvidan que una canción simple, o en este caso, un “reggaetón simple”/clásico tiene tanto poder como uno innovador o experimental.
Las que me degalillaron:
BAILE INoLVIDABLE: Wow, wow, wow, qué belleza, qué salsa!!!! Es que no hay palabras. Como bien afirma Bad Bunny en la entrevista junto a Zane Lowe, la pasión con la que esta canción fue imaginada, tocada y plasmada se transmite al 100% al escucharla.
CAFé CON RON: Por la mañana caféeeee por la tarde ron!!!
NUEVAYoL: NY es mi segunda casa, allí pasé 5 años de mi vida—and not that I’m biased, pero Bad Bunny tiene razón: nada como un verano en Nueva Yol pa’ pasarla bien. Ah, y cuando mencionó a Toñita y Juan Soto, utede supieron, verdá? Me morí.
Las que me hicieron llorar:
LO QUE LE PASO A HAWAii: Me conmueve demasiado esta canción, todo caribeño y toda persona desplazada puede identificarse con esta increíble pieza.
DtMF: El mismo Benito twiteó “he llorado como 17 veces viendo los trends de DtMF en tiktok” y sí, somos todos. Escúchala pensando en un ser querido que ya no está, y te aseguro que mínimo se te aguan los ojos.
Las que me hicieron llorar perreando:
KLOuFRENS: La versatilidad es *chef’s kiss*. Esta canción es una mini-montaña rusa que te sube y ahí mimo te baja y depue’ te romantiquea y… 10/10.
Si llegaste hasta aquí, gracias por leerme y por sintonizar. Hace tiempo que quería escribir sobre este tema, y hay tantísimo más que podría decir, pero por razones de brevedad y la priorización de la constancia sobre la perfección (2025 goals, ahem) he aquí mi texto.
En fin, si este tema es de tu interés, espero haber aportado un poquito para mirar estos géneros musicales urbanos desde otra perspectiva. Y sino, mátense discutiendo quienes difieren. Mientras tanto, yo seguiré perreando. <3